Imagen: Parque Nacional Cabo Pulmo.

07 enero 2010

Si contamina…no hay crédito

MÉXICO, D.F., México (El Excélsior).- Los proyectos ecológicos y ambientales sirven para las grandes empresas como un gancho para sustentar su desarrollo, pero en particular, se está convirtiendo en un factor fundamental para obtener financiamiento

Las firmas ubicadas en Europa, Asia y Estados Unidos han sido las grandes impulsoras de esta tendencia, aunque en México se está permeando esta práctica.

Ante los problemas de cambio climático, altas emisiones de carbono, escasez de agua, entre otros, las entidades de financiamiento han etiquetado casi como “requisito” para obtener un crédito, ser verde.

De acuerdo con un estudio de la Corporación Financiera Internacional (CFI), las grandes empresas deben cumplir con un “plan ecológico” para ser sujetos de crédito.

El documento precisa que esta exigencia empuja al sector empresarial a transitar hacia una producción más “sustentable”.

Algunos bancos como Cooperative Bank (Reino Unido), Triodos Bank (Holanda) y GLS Gemeinschaftsbank AG (Alemania), fueron los primeros en aplicar esta visión a escala global. Y aunque en México aún no se cuenta con mecanismos similares totalmente implementados, sí hay señales de que se camina hacia esta ruta.

Fuentes de la Asociación de Bancos de México (ABM) aseguran que sólo HSBC y Royal Bank of Scotland, tiene este tipo de proyectos.

De acuerdo con Roy Caple, vocero de HSBC México, las solicitudes de crédito superiores a diez millones de dólares tienen que estar acompañadas por un programa de sustentabilidad para que se puedan aprobar.

“Tiene cuatro años que empezamos con este plan en México y nos ha dado resultado, ya que algunas empresas interesadas en conseguir financiamiento no cumplen con normas ambientales, y como consecuencia, finalmente diseñan un programa de este tipo para ser sujetos de crédito”, comenta.

Este banco pone especial atención en las empresas del ramo químico y farmacéutico.

Ella Vázquez, investigadora del Instituto de Ecología de la UNAM, opina que este tipo de programas funciona en otros países con eficacia porque “no respetar el ambiente es violar una ley”.

En México, en contraste, eso no existe. Los esfuerzos en este tema son aislados y reducidos.

“Es casi una obra de caridad que una empresa diseñe un proyecto ambiental.”

El banco español BBVA condicionó desde 2008 su línea de crédito con una premisa muy sencilla: si una empresa contamina no hay dinero.

Su plan de Ecoeficiencia establece que negará créditos a las empresas que contaminen por encima de la media.

Toda inversión superior a diez millones de dólares pasa por este filtro.

Si los riesgos ambientales son medios o altos, la entidad que pida los recursos tendrá que minimizar sus emisiones, de lo contrario, BBVA les podrá negar la inyección de capital.

El plan tiene recursos de 19 millones de euros, y de acuerdo al mismo, “no importa perder clientes”.

Ecoeficiencia no sólo tiene planes de buena voluntad, ya que se ha puesto metas, y una de ellas es la reducción de 20 por ciento de las emisiones de CO2 para 2012.

Esta medida no es superficial, ya que en naciones como China se elaboró una “lista negra” de 30 empresas que se les ha negado algún préstamo bancario de 2007 a la fecha.

La política denominada “créditos verdes” no permitirá que ningún banco conceda dinero a aquellas empresas que no superen las pruebas ambientales o no apliquen las regulaciones de protección.

La ecología dejó de ser de buenas voluntades para las empresas, ni siquiera es ya parte de un programa de responsabilidad social, ahora es casi una obligación.

Los gobiernos no se quedan atrás, la Unión Europea condicionó los créditos de bajo interés a todas aquellas empresas automotrices que tengan planes ecológicos.

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