Imagen: Parque Nacional Cabo Pulmo.

06 septiembre 2008

Repudio de ONGs y movimientos sociales al intento de nuclearizar America del Sur


Despreciando la opinión pública de sus países, mayoritariamente contraria a la construcción de Centrales Nucleares, Lula y Cristina Kirchner anuncian una aventura conjunta en el sector.
Recife/San Pablo/Buenos Aires, 06 de Septiembre 2008
Los gobiernos de Argentina y Brasil anuncian hoy la creación de una empresa binacional destinada al enriquecimiento de Uranio, la producción de radioisotopos y el desarrollo de reactores nucleares.

La iniciativa forma parte de un "Paquete Nuclear" conjunto mucho mayor, el cual involucra otros 61 proyectos en el sector. Todos ellos elaborados y decididos en secreto, sin ninguna consulta a las poblaciones, las comunidades científicas, ni siquiera a los parlamentos de los dos países al igual que en los más sombríos tiempos de las dictaduras que asolaran Brasil y Argentina años atrás.
Peor aún, todo el paquete Brasileño-Argentino esta basado en planes megalomaníacos de instalación de 12 a 15 centrales nucleares en America del Sur hasta el año 2030, extendiendo la aventura nuclear a países como Chile, Uruguay, Peru y Venezuela. Bolivia y Ecuador podrían transformarse también en países participes de la proliferación nuclear en America Latina.
Lamentablemente, Argentina, a pesar de su situación económica, decidió apostar a una forma de energía costosa y superada, al retomar las o br as de Atucha II después de una parálisis de muchos años y anunciar la construcción de otras dos nuevas centrales así como la apertura de peligrosas actividades de minería de Uranio.
Por otro lado, el Brasil vive una situación de relativa estabilidad económica y opta por resucitar una industria nuclear que ya fuera responsable de un tercio de la deuda externa en la década de los 80, habiendo costado a las arcas públicas cerca de 40 mil millones de dolares según estimaciones oficiales. Cediendo a los delirios de funcionarios estatales del sector nuclear, algunos militares y algunas retrogradas minorías que ven a la bomba nuclear como algo esencial para Brasil, además de los intereses comerciales y militares en el ciclo del combustible nuclear, Lula anuncia la construcción de la Central Nuclear de Angra III a un costo adicional de mas de 4,5 mil millones de U$S así como de otras 6 centrales hasta el año 2030. Se genera así un nuevo agujero financiero e inevitablemente se encarece el precio de la electricidad al consumidor. El Presidente de Brasil es aun mas ambicioso: a pesar de no haberse resuelto hasta hoy el problema de la disposición final de los residuos nucleares de las centrales Angra I y II, lanzó el desafío de hacerlo en 60 días cuando la industria nuclear mundial no lo ha logrado en mas de 50 años.
La actitud de ambos gobiernos solo puede considerarse como un total desprecio por la opinión del ciudadano común de la región. El es quien deberá pagar la cuenta de este enorme "festival nuclear". Más triste aun, es el ciudadano común quien estará expuesto a los riesgos del ciclo nuclear.

En un mundo en rápida transformación frente al cambio climático gobiernos, científicos y simples ciudadanos de distintos sectores sociales buscan un nuevo modelo de desarrollo basados en premisas como el uso de fuentes de energía renovables y limpias, la transparencia y la participación de las poblaciones en la toma de decisiones que afectan sus vidas y en la búsqueda de la paz y la seguridad entre las naciones. Brasil y Argentina parecen no percibir la oportunidad del liderazgo que podrían ejercer al ensuciar sus matrices energéticas con la imposición de "paquetes nucleares " y el fomento de un ambiente de inseguridad en la región.