Fuente: Periódico La Jornada 04-11-09
Al abrir el campo mexicano a la experimentación con maíz transgénico no sólo se pone en riesgo la biodiversidad de un cultivo básico para la alimentación de 20 por ciento de la población mundial, sino que se propicia el control de las grandes trasnacionales agroalimentarias sobre la semilla, y con ello se estimula un cambio en la articulación del trabajo agrícola que “rompe una cultura milenaria en la organización del cultivo de la tierra ”, advirtieron especialistas del posgrado en desarrollo rural de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Luciano Concheiro, experto en desarrollo rural y política agraria de esa casa de estudios, señaló que imponer el modelo Monsanto al cultivo del maíz es un “delito de lesa humanidad ”, pues no sólo se pone en riesgo el sustento de una quinta parte de la población del planeta, en particular de los mexicanos. “Más allá del interés de desarrollar maíces genéticamente modificados, subsiste la intención de patentar y registrar esta semilla, con lo que prácticamente se perdería el control de su siembra. ”
“Enfrentamos –indicó– un acto de abierto autoritarismo que se suma a todo el ambiente que vive el país. No hubo un debate público amplio sobre el destino de un alimento básico en la dieta de los mexicanos y de un cultivo con una enorme carga cultural, pues su diversidad genética no es espontánea, sino producto de siglos de trabajo campesino.”
La autorización para crear 22 campos de siembra “experimental ” de maíz transgénico, dada por el gobierno federal a las empresas Monsanto y Dow Agroscience /Pioneer, explicó, “no sólo es una entrega de nuestra agricultura a las trasnacionales, también es una acción que acabará por rematar el desarrollo agrícola del país ”.
Destacó que la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados establece que se cuidará que no existan siembras de dichas semillas en las zonas o regiones consideradas lugares de origen a escala mundial. Pese a ello “no se hizo la territorialización correspondiente y se aprobó un reglamento que en los hechos está por encima de la ley, pues fundamentó la autorización de los campos de experimentación ”.
Delia Patricia Couturier, especialista en desarrollo rural de la UAM-Xochimilco, destacó que “somos el único país que admite siembras experimentales de transgénico en un grano básico para su población, situación que no ocurre en Asia, con el arroz, o en Europa con el trigo, porque se tiene claridad del enorme riesgo que esto implica para la seguridad alimentaria de una nación ”.
Las consecuencias de la contaminación de organismos géneticamente modificados en el maíz criollo destinado al consumo humano en México “pueden ser dramáticas ”, pues “como científicos consideramos que es prácticamente imposible que el daño sea reversible, y esto pone en riesgo uno de los alimentos básicos para millones de mexicanos, pero también para muchas otras naciones que dependen de esta semilla ”.
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