Fuente: Diario Libre. 29 de septiembre de 2012.
México anunció hoy que ratificó el Protocolo de Nagoya, un instrumento legal internacional que promueve el uso seguro de la biotecnología y establece "bases para medir la responsabilidad y compensación por daños" relacionados con los organismos vivos genéticamente modificados.
La ratificación se concretó esta semana durante una visita a Nueva York del secretario (ministro) de Medio Ambiente mexicano, Juan Rafael Elvira Quesada, indicó la dependencia a su cargo en un comunicado.
Con la ratificación "concluye un proceso de negociación de más de seis años que tiene como objetivo proteger la biodiversidad ante la manipulación genética", indicó la Secretaría de Medio Ambiente (Semarnat).
El ministro mexicano entregó el instrumento de ratificación ante la Oficina de Tratados de la Organización de las Naciones Unidas, en Nueva York (EE.UU.).
El tratado se firmó en octubre de 2010 en la Conferencia de las Partes del Convenio sobre Biodiversidad de la ONU (CBD).
Aquel encuentro culminó con un compromiso de establecer una cuota de protección del 17 % de las superficies terrestres y del 10 % para las marinas en 2020, y con la adopción de un protocolo sobre uso y distribución equitativa de los beneficios derivados de los recursos genéticos (ABS, por su sigla en inglés).
Cómo financiar esos acuerdos fue una decisión que quedó pospuesta hasta 2012, cuando se celebrará la próxima conferencia internacional sobre biodiversidad en India.
Para Elvira Quesada, la ratificación "contribuye a la definición y prevención del daño ambiental en la medida que los operadores de organismos genéticamente modificados introduzcan planes de seguridad más confiables y eficaces".
También crea condiciones para que la aplicación de la biotecnología moderna se haga de manera más segura y responsable.
El Protocolo de Nagoya es complementario al de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología, adoptado en 2000 y en vigor desde 2003, el primero que afecta a organismos genéticamente modificados (GMOs, por si sigla en inglés).
Este nuevo protocolo suplementario de Nagoya (Japón) obliga a las partes a asumir responsabilidades e indemnizar en caso de que se materialicen los riesgos asociados a los organismos vivos modificados (LMOs).
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