por Raúl Guzmán Enzástiga
El 29 de noviembre de 2008 entraron en vigor las reformas y nuevas leyes que constituyen la Reforma Energética en México. Los frutos finales de esta transformación tardarán varios años en apreciarse; sin embargo, los acontecimientos ocurridos durante los primeros días de 2009 marcan una tendencia de lo que podría esperarse.
1º de enero.- El sector pesquero inicia un paro nacional, en protesta por las alzas en los precios del diesel marino.
2 de enero.- Con base en el último reporte de actividades de PEMEX, se estima que México dejará de exportar crudo ligero en 2009 y empezará a importarlo en 2010.
3 de enero.- Alza semanal número 33 a los precios de los combustibles.
5 de enero.- PEMEX anuncia la firma de contratos para perforar los primeros pozos en aguas profundas y para ampliar la infraestructura en Chicontepec. Al mismo tiempo se da a conocer la deuda de $ 100.2 mil millones de PIDIREGAS para este año.
7 de enero.- El Presidente Calderón anuncia nuevas medidas “anticrisis”, que incluyen congelar los precios de los combustibles, reducir el costo del gas LP y las tarifas eléctricas industriales.
8 de enero.- El Secretario de Hacienda anuncia la previsión de crecimiento nulo del PIB y de la economía mexicana durante 2009.
9 de enero.- PEMEX da a conocer el plan de no explotar durante este sexenio el yacimiento transfronterizo “Cinturón Plegado Perdido”, uno de los más prometedores.
Este recuento nos ofrece una visión muy clara de la situación energética actual: PEMEX está sumamente endeudado, su producción continúa a la baja y la flexibilidad que le otorga la Reforma Energética no rendirá frutos a corto plazo. Puesto que el petróleo es el principal sustento de la moneda mexicana, se espera que la economía no crezca y que aumenten las importaciones de todos los productos, incluyendo energéticos, ya que la producción nacional es insuficiente.
Que no nos sorprenda la realidad. Al aprobarse la Reforma Energética, el Gobierno Federal estaba completamente conciente de que los beneficios se observarían a mediano y largo plazo. ¿Cuál “tesoro escondido”? Las perspectivas de producción energética para los próximos años ya estaban definidas, hubiera Reforma o no.
Sin embargo, tampoco debemos menospreciar los resultados de la Reforma, que bien o mal, fue resultado de un proceso que contó con la participación de todos los legisladores (Nota: Aquéllos que renunciaron a la discusión y votación de los dictámenes finales, dejaron muy clara su participación).
Así pues, tenemos en nuestras manos una Reforma Energética incompleta e insuficiente, pero no inútil. Por suerte, la Reforma no se redujo al petróleo, como lo proponía en un inicio el Gobierno Federal.
La inclusión de la “Ley para el Aprovechamiento de las Energías Renovables y el Financiamiento de la Transición Energética” abre la puerta a la diversificación energética. Al mismo tiempo, la “Ley para el Aprovechamiento Sustentable de la Energía” promueve la eficiencia energética en las actividades productivas. Recordemos que la energía más sustentable es la que se ahorra.
Varios analistas nacionales y extranjeros han hecho hincapié en el vasto potencial que tiene nuestro país para el aprovechamiento de las energías renovables, principalmente eólica, solar, geotérmica y las diferentes aplicaciones de la biomasa.
Estas fuentes energéticas, aprovechadas de manera eficiente, ofrecen autonomía energética, empleos, impulso económico y otras soluciones reales a mediano plazo, siempre y cuando las leyes antes mencionadas se apliquen correctamente. El primer paso ya está dado, pero falta la participación adecuada del gobierno, la iniciativa privada y la sociedad civil, para lograr los efectos deseados.
Como conclusión, la Reforma Energética es un producto maleable, cuyos resultados buenos y malos dependen de la aplicación dada a la Ley. Los acontecimientos recientes indican que no vamos por el rumbo correcto; ahora es tiempo de cambiar de dirección.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario