Fuente: Greenpeace México, 22 de febrero de 2012.
El tratado de yacimientos transfronterizos firmado entre México y Estados Unidos, para hacer explotación petrolera en el Golfo de México, es un error que le puede salir muy caro a ambos gobiernos, debido a que la extracción de hidrocarburos mantiene la inseguridad energética en América del Norte y destruye el clima.
Por ello, las oficinas de Greenpeace en Estados Unidos y en México exigirán que ambos gobiernos cambien la política energética a fin de impulsar el uso masivo de las fuentes de energía seguras y renovables.
La declaración conjunta de los gobiernos del presidente Obama y el presidente Calderón abrirá nuevas áreas a la perforación en aguas profundas, una actividad que es peligrosa, costosa, y controvertida; además permite que la industria petrolera avance sin importar las consecuencias de sus actividades para el medio ambiente del Golfo de México.
La exploración en aguas profundas de los yacimientos transfronterizos podría llevarse a cabo a profundidades generalmente mayores de 2,500 metros, más que en cualquier otro sitio de perforación en el mundo.
La catástrofe de la plataforma Deepwater Horizon de BP, en abril de 2010, se produjo en aguas a 1,500 metros de profundidad. Estas perforaciones ocasionaron la muerte de once trabajadores y el vertido de más de 200 millones de galones de petróleo. Tan sólo durante el primer mes de trabajos para detener el derrame se gastaron más de 3,000 millones de dólares. A un año de haber ocurrido ese derrame petrolero, 80 por ciento del crudo vertido en el mar no había sido recuperado.
Desde el desastre de BP, el Congreso de Estados Unidos de América no ha logrado mejorar los niveles de seguridad y protección para el medio ambiente por las instalaciones petroleras en aguas profundas. Un informe reciente del Consejo Nacional de Investigaciones confirmó que las perforaciones en aguas profundas siguen siendo inseguras. Esto representa un peligro para el medio ambiente y un despilfarro de recursos para cada país.
En nuestro país, Petróleos Mexicanos tiene un amplio historial de derrames petroleros ocurridos en las costas de Tamaulipas, Veracruz, Tabasco y Campeche y ahora, con los planes de exploración de aguas profundas en las costas del Golfo de México, se incrementa la incertidumbre por los daños que puede provocar esta industria del lado mexicano.
La perforación de un solo pozo en la región fronteriza, significa para Pemex un endeudamiento adicional de más de 150 millones de dólares. Actualmente, la inversión total en la renta de cinco plataformas petroleras para aguas profundas equivale a 40,685 millones de pesos, este monto es 40 por ciento mayor al presupuesto asignado a la UNAM en 2011, dinero que bien podría canalizarse a educación o combate a la pobreza.
Las oficinas de Greenpeace México y Estados Unidos de América demandarán a ambas naciones que dentro de la política energética se permita la inversión para tener fuentes de energía que sean más seguras y que nos alejen de la extracción riesgosa de hidrocarburos en aguas profundas, que dejan cada año impactos ambientales, sociales y económicos.
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