Fuente: Planeta Azul
Más información: www.cabopulmovivo.org
Debido a que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) reactivó el permiso para que se construya el desarrollo turístico Cabo Cortés con 30 mil cuartos de hotel y lugares para 490 yates frente al último arrecife vivo de la Península de Baja California, el luchador Hijo del Santo y la fracción del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) en la Cámara de Diputados anunciaron ayer que trabajarán juntos para frenar este proyecto de la compañía española Hansa-Urbana
MÉXICO, D.F. - El desarrollo pone en riesgo la supervivencia de la reserva de Cabo Pulmo, la cual no ha sido tocada por la mano del hombre en los últimos 15 años y tiene actualmente cinco veces más población de peces y moluscos que cualquier otro arrecife de México. El proyecto podría destruir Cabo Pulmo porque sólo se ubica a cuatro kilómetros del arrecife, indicó el Hijo del Santo, quien es vocero oficial de la ONG Costas Silvestres.
“Yo quisiera ser como el superhéroe de las películas que derrota a todos los enemigos de la humanidad y de México, pero soy humano y la única manera que tengo de luchar contra las trasnacionales que amenazan el patrimonio natural de México es levantando mi voz”, dijo el luchador en la Cámara de Diputados, invitado por los diputados del PVEM.
Octavio Aburto, biólogo marino e investigador de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) y del Instituto Scripps de Oceanografía, en La Jolla, California, informó en el Palacio Legislativo de San Lázaro que aunque la Semarnat ya había suspendido el permiso de construcción en 2010, lo reactivó con algunas condiciones que son insuficientes para proteger al arrecife.
“Semarnat está deteniendo que se construya una planta desaladora y que se abra la boca de la escollera —entrada de los yates que penetra en el mar—, pero aún con esto los desarrolladores pueden hacer lo que quieran internamente. Pueden crear un lago artificial y llenarlo con la poca agua de la zona y pueden modificar toda la parte terrestre. Pueden hacer todo y una vez que hayan modificado el sistema pueden volver a pedir que se abra la boca de la escollera”, explicó el científico.
Aburto Oropeza fue el primero en demostrar científicamente que el capital natural del arrecife de Cabo Pulmo, que funciona como “guardería” de peces importantes comercialmente, tiene un valor de 60 millones de dólares.
http://www.planetaazul.com.mx/site/2011/03/30/alertan-que-desarrollo-turistico-pone-en-riesgo-el-arrecife-de-cabo-pulmo/
27 marzo 2011
Las centrales nucleares no son una alternativa energética contra el cambio climático
Fuente: Década por una Educación para la Sustentabilidad
http://www.oei.es/decada/boletin063.php
El pasado 11 de marzo tuvo lugar en Japón un terremoto de magnitud 9 en la escala Richter, seguido de un tsunami y numerosas replicas que en conjunto han provocado decenas de miles de muertos y desaparecidos. A esta grave crisis humanitaria ha contribuido especialmente la catástrofe que ha tenido lugar en la central nuclear de Fukushima (construida supuestamente a prueba de terremotos y tsunamis), que ha despertado una gran preocupación por el peligro de emisiones radiactivas, obligando a desplazar a centenares de miles de personas.
Todo ello ha generado un gran debate sobre la utilización de la energía nuclear en el mundo. Un debate que está centrándose en general en el problema de la seguridad de estas centrales, insistiéndose en la posibilidad de mejorarla con el fin de poder seguir utilizándola como alternativa a los combustibles fósiles, es decir, como una tecnología útil en la lucha contra el cambio climático. Pero ¿es lícito pensar que la energía nuclear de fisión puede contribuir a resolver el problema del calentamiento global? ¿Se puede afirmar, como se está haciendo, que la energía nuclear es una energía limpia, barata, que utiliza un mineral abundante, y que de lo que se trata es de mejorar su seguridad? Debemos y queremos dejar bien claro que no, sin que en ello influya el impacto emocional de la catástrofe nuclear en Japón: el rechazo a la energía nuclear de fisión se fundamenta en argumentos y estudios muy diversos, realizados durante décadas, y que no se limitan al problema de los posibles accidentes.
Aunque no se produjeran accidentes (que, lamentablemente, sí se producen, incluso en un país como Japón tan preparado, por la alta actividad sísmica que padece), las centrales de fisión nuclear constituyen un peligro permanente debido a la posible proliferación de armas nucleares y, sobre todo, a los residuos que generan: toneladas de residuos radiactivos de media y alta actividad, con vidas medias de centenares de años y, en algunos casos, milenios. Se está creando así un grave problema para el que no se ha encontrado solución en más de cinco décadas de uso de la energía nuclear, dejando una herencia envenenada a las futuras generaciones en nombre del interés a corto plazo. Pero es que, además, las centrales nucleares ni siquiera son una solución a corto plazo. Veamos esto con algún detenimiento.
El principal argumento a su favor es que durante su funcionamiento no se emite CO2 y no se contribuye, pues, al incremento del efecto invernadero. Pero ni siquiera eso es totalmente cierto, porque si se toma en consideración todo el proceso, “de la cuna a la tumba”, es decir, desde la construcción de la central hasta su obligado y costoso desmantelamiento, así como el laborioso proceso de extracción del mineral de uranio, las toneladas de CO2 emitidas no son muy inferiores a las liberadas por una central térmica.
Por otra parte, la contribución actual de la energía nuclear en el ámbito mundial es muy escasa, apenas llega a un 6%. Incluso en los países más nuclearizados como Francia o Japón, el porcentaje de energía de origen nuclear no llega al 20% y el consumo per cápita de petróleo en ambos países es similar al del resto de países desarrollados. Apostar por una contribución nuclear realmente significativa exigiría crear en todo el mundo miles de centrales, de un coste desorbitado (en el que hay que incluir las medidas de seguridad contra accidentes y atentados), que obliga a astronómicas subvenciones públicas a fondo perdido (a cargo, pues, de los contribuyentes). De hecho no hay ninguna empresa privada que se decida a su construcción sin contar con esas ayudas públicas. De ahí los esfuerzos desarrollados por los lobbies nucleares para convencer a la opinión pública de las ventajas de la energía nuclear y promover así el auténtico negocio que supone la construcción de las centrales… pagadas, en buena parte, por la ciudadanía.
Y no podemos olvidar que el mineral de uranio es un recurso no renovable y más escaso que el propio petróleo. Jeremy Rifkin, Presidente de The Foundation on Economic Trends, nos recuerda a este respecto que solo con las menos de 500 centrales existentes ya se prevé déficit de uranio para antes de dos décadas. ¿Qué sentido tendría, pues, embarcarse en la construcción de nuevas centrales, si no es la búsqueda de beneficios particulares a muy corto plazo?
Las centrales nucleares no son, pues, la alternativa energética contra el cambio climático y no pueden contemplarse como parte del “mix” energético a medio plazo: resultan demasiado caras, demasiado peligrosas y los recursos de mineral son demasiado escasos.
Ello no significa, sin embargo, que la alternativa sea seguir quemando combustibles fósiles hasta su agotamiento o hasta que el cambio climático alcance una dimensión incontrolable e irreversible que conduzca a un colapso civilizatorio. Las energías renovables hace tiempo que están dejando de ser simples promesas de futuro: los parques eólicos y los paneles fotovoltaicos, por ejemplo, constituyen ya una realidad en fuerte expansión en algunos países, a pesar del escaso impulso que se ha dado hasta aquí a su desarrollo, debido, entre otros, a los intereses de muchas compañías de electricidad y de los grupos de presión petrolíferos y nucleares.
Estamos a tiempo de cambiar nuestro modelo energético por uno más sostenible basado en el ahorro, la eficiencia y la utilización de energías limpias; estamos a tiempo de poner en marcha una [r]evolución “verde” que siente las bases de un futuro sostenible para el conjunto de la humanidad y de la biodiversidad de la que formamos parte y de la que dependemos. Estamos a tiempo (aunque no sobra demasiado) y sabemos cómo hacerlo. Ya nos hemos referido a ello en el Boletín 32 “¿Crisis financiera o crisis global? La economía verde como necesidad y oportunidad” y volveremos a hacerlo, más detalladamente, en un próximo boletín (“Energía y crisis socioambiental II”). Aquí terminaremos enfatizando que “Nucleares, no, gracias” no es un eslogan voluntarista e ingenuo: es una conclusión racional, basada en un análisis socio-científico global.
http://www.oei.es/decada/boletin063.php
El pasado 11 de marzo tuvo lugar en Japón un terremoto de magnitud 9 en la escala Richter, seguido de un tsunami y numerosas replicas que en conjunto han provocado decenas de miles de muertos y desaparecidos. A esta grave crisis humanitaria ha contribuido especialmente la catástrofe que ha tenido lugar en la central nuclear de Fukushima (construida supuestamente a prueba de terremotos y tsunamis), que ha despertado una gran preocupación por el peligro de emisiones radiactivas, obligando a desplazar a centenares de miles de personas.
Todo ello ha generado un gran debate sobre la utilización de la energía nuclear en el mundo. Un debate que está centrándose en general en el problema de la seguridad de estas centrales, insistiéndose en la posibilidad de mejorarla con el fin de poder seguir utilizándola como alternativa a los combustibles fósiles, es decir, como una tecnología útil en la lucha contra el cambio climático. Pero ¿es lícito pensar que la energía nuclear de fisión puede contribuir a resolver el problema del calentamiento global? ¿Se puede afirmar, como se está haciendo, que la energía nuclear es una energía limpia, barata, que utiliza un mineral abundante, y que de lo que se trata es de mejorar su seguridad? Debemos y queremos dejar bien claro que no, sin que en ello influya el impacto emocional de la catástrofe nuclear en Japón: el rechazo a la energía nuclear de fisión se fundamenta en argumentos y estudios muy diversos, realizados durante décadas, y que no se limitan al problema de los posibles accidentes.
Aunque no se produjeran accidentes (que, lamentablemente, sí se producen, incluso en un país como Japón tan preparado, por la alta actividad sísmica que padece), las centrales de fisión nuclear constituyen un peligro permanente debido a la posible proliferación de armas nucleares y, sobre todo, a los residuos que generan: toneladas de residuos radiactivos de media y alta actividad, con vidas medias de centenares de años y, en algunos casos, milenios. Se está creando así un grave problema para el que no se ha encontrado solución en más de cinco décadas de uso de la energía nuclear, dejando una herencia envenenada a las futuras generaciones en nombre del interés a corto plazo. Pero es que, además, las centrales nucleares ni siquiera son una solución a corto plazo. Veamos esto con algún detenimiento.
El principal argumento a su favor es que durante su funcionamiento no se emite CO2 y no se contribuye, pues, al incremento del efecto invernadero. Pero ni siquiera eso es totalmente cierto, porque si se toma en consideración todo el proceso, “de la cuna a la tumba”, es decir, desde la construcción de la central hasta su obligado y costoso desmantelamiento, así como el laborioso proceso de extracción del mineral de uranio, las toneladas de CO2 emitidas no son muy inferiores a las liberadas por una central térmica.
Por otra parte, la contribución actual de la energía nuclear en el ámbito mundial es muy escasa, apenas llega a un 6%. Incluso en los países más nuclearizados como Francia o Japón, el porcentaje de energía de origen nuclear no llega al 20% y el consumo per cápita de petróleo en ambos países es similar al del resto de países desarrollados. Apostar por una contribución nuclear realmente significativa exigiría crear en todo el mundo miles de centrales, de un coste desorbitado (en el que hay que incluir las medidas de seguridad contra accidentes y atentados), que obliga a astronómicas subvenciones públicas a fondo perdido (a cargo, pues, de los contribuyentes). De hecho no hay ninguna empresa privada que se decida a su construcción sin contar con esas ayudas públicas. De ahí los esfuerzos desarrollados por los lobbies nucleares para convencer a la opinión pública de las ventajas de la energía nuclear y promover así el auténtico negocio que supone la construcción de las centrales… pagadas, en buena parte, por la ciudadanía.
Y no podemos olvidar que el mineral de uranio es un recurso no renovable y más escaso que el propio petróleo. Jeremy Rifkin, Presidente de The Foundation on Economic Trends, nos recuerda a este respecto que solo con las menos de 500 centrales existentes ya se prevé déficit de uranio para antes de dos décadas. ¿Qué sentido tendría, pues, embarcarse en la construcción de nuevas centrales, si no es la búsqueda de beneficios particulares a muy corto plazo?
Las centrales nucleares no son, pues, la alternativa energética contra el cambio climático y no pueden contemplarse como parte del “mix” energético a medio plazo: resultan demasiado caras, demasiado peligrosas y los recursos de mineral son demasiado escasos.
Ello no significa, sin embargo, que la alternativa sea seguir quemando combustibles fósiles hasta su agotamiento o hasta que el cambio climático alcance una dimensión incontrolable e irreversible que conduzca a un colapso civilizatorio. Las energías renovables hace tiempo que están dejando de ser simples promesas de futuro: los parques eólicos y los paneles fotovoltaicos, por ejemplo, constituyen ya una realidad en fuerte expansión en algunos países, a pesar del escaso impulso que se ha dado hasta aquí a su desarrollo, debido, entre otros, a los intereses de muchas compañías de electricidad y de los grupos de presión petrolíferos y nucleares.
Estamos a tiempo de cambiar nuestro modelo energético por uno más sostenible basado en el ahorro, la eficiencia y la utilización de energías limpias; estamos a tiempo de poner en marcha una [r]evolución “verde” que siente las bases de un futuro sostenible para el conjunto de la humanidad y de la biodiversidad de la que formamos parte y de la que dependemos. Estamos a tiempo (aunque no sobra demasiado) y sabemos cómo hacerlo. Ya nos hemos referido a ello en el Boletín 32 “¿Crisis financiera o crisis global? La economía verde como necesidad y oportunidad” y volveremos a hacerlo, más detalladamente, en un próximo boletín (“Energía y crisis socioambiental II”). Aquí terminaremos enfatizando que “Nucleares, no, gracias” no es un eslogan voluntarista e ingenuo: es una conclusión racional, basada en un análisis socio-científico global.
18 marzo 2011
La Energía Solar y el Cuidado del Medio Ambiente
Por todos lados escuchamos hablar sobre un barco solar, un cargador solar para teléfonos, enormes granjas con paneles solares y millones de techos de casas con energía solar.
¿Pero esto qué tiene que ver con el cuidado del medio ambiente? ¿Por qué es relevante para cualquier persona? ¿Por qué habría de gastar miles en usar la energía solar?
Pues aquí están las respuestas.
Uno de los principales factores que tienen efectos negativos en el medio ambiente, tales como la contaminación, el calentamiento global y la pérdida de la biodiversidad, se deben al agotamiento de recursos y el uso de combustibles fósiles. Esto se refiere a la quema de madera, la quema de gas, el uso de petróleo y las emisiones de carbono que ocasionan. Con la energía solar se eliminan completamente las emisiones contaminantes al momento de generar electricidad y calor para satisfacer nuestras necesidades de luz, transporte, alimentación y calefacción. Siempre se habla que la energía solar puede no ser perfecta, ya que en la construcción de los paneles y calentadores solares sí se genera contaminación, pero la parte positiva es que se contamina igual que en la producción de sistemas de energía sucia tales como motores de gasolina y plantas de luz, pero los sistemas de energía solar sólo contaminan al fabricarse industrialmente pero no contaminan al utilizarlos.
La energía solar es una de las tecnologías con mayor desarrollo en los últimos años, lo que ha logrado que sea utilizable de muchas maneras, la energía solar térmica, la energía solar pasiva, y la energía solar fotovoltaica. Con estos tipos de energía solar podemos cubrir nuestros requerimientos de energía más importantes sin afectar al medio ambiente, y afortunadamente, en la actualidad esto se puede hacer sin afectar nuestros bolsillos, incluso se puede ahorrar dinero con la energía solar.
Hoy en día existen cursos y manuales para construir sistemas de energía solar como paneles solares fotovoltaicos para generar electricidad y calentadores solares caseros para agua.
Para saber más sobre la energía solar y el cuidado del medio ambiente visítanos en www.dforceblog.com
Valentina Escobedo, Editora de Un Blog Verde
¿Pero esto qué tiene que ver con el cuidado del medio ambiente? ¿Por qué es relevante para cualquier persona? ¿Por qué habría de gastar miles en usar la energía solar?
Pues aquí están las respuestas.
Uno de los principales factores que tienen efectos negativos en el medio ambiente, tales como la contaminación, el calentamiento global y la pérdida de la biodiversidad, se deben al agotamiento de recursos y el uso de combustibles fósiles. Esto se refiere a la quema de madera, la quema de gas, el uso de petróleo y las emisiones de carbono que ocasionan. Con la energía solar se eliminan completamente las emisiones contaminantes al momento de generar electricidad y calor para satisfacer nuestras necesidades de luz, transporte, alimentación y calefacción. Siempre se habla que la energía solar puede no ser perfecta, ya que en la construcción de los paneles y calentadores solares sí se genera contaminación, pero la parte positiva es que se contamina igual que en la producción de sistemas de energía sucia tales como motores de gasolina y plantas de luz, pero los sistemas de energía solar sólo contaminan al fabricarse industrialmente pero no contaminan al utilizarlos.
La energía solar es una de las tecnologías con mayor desarrollo en los últimos años, lo que ha logrado que sea utilizable de muchas maneras, la energía solar térmica, la energía solar pasiva, y la energía solar fotovoltaica. Con estos tipos de energía solar podemos cubrir nuestros requerimientos de energía más importantes sin afectar al medio ambiente, y afortunadamente, en la actualidad esto se puede hacer sin afectar nuestros bolsillos, incluso se puede ahorrar dinero con la energía solar.
Hoy en día existen cursos y manuales para construir sistemas de energía solar como paneles solares fotovoltaicos para generar electricidad y calentadores solares caseros para agua.
Para saber más sobre la energía solar y el cuidado del medio ambiente visítanos en www.dforceblog.com
Valentina Escobedo, Editora de Un Blog Verde
16 marzo 2011
La opción no nuclear
Fuente: periódico Reforma, 15 de marzo de 2011.
La tragedia telúrico-nuclear en Japón impactará el debate sobre el futuro de la energía en México y en el mundo. Siempre han existido preocupaciones por la seguridad de las centrales atómicas. No obstante, en los últimos años la energía nuclear ha vivido un incipiente "renacimiento" y se le ha visto como una tecnología "puente" hacia el uso de fuentes alternas de energía y como parte de la solución al problema del cambio climático y del uso excesivo de los combustibles fósiles.
No es ningún secreto que el Gobierno de México ha estado preparando un nuevo impulso a la construcción de centrales nucleares, con el apoyo del Senado y de cámaras industriales. Ahora, habrá que frenar esas pretensiones hasta poder evaluar las lecciones de lo ocurrido en las centrales japonesas, que mermará aún más la poca aceptación social que tiene la energía nuclear. De hecho, es casi seguro que la tragedia japonesa hará políticamente inviable avanzar en la opción nuclear, sobre todo, siendo México un país expuesto a riesgos sísmicos.
Los defensores de lo nuclear han dicho que es difícil pensar en soluciones al cambio climático si no se incluye esa fuente de energía, porque otras alternativas a la generación eléctrica con combustibles fósiles -como la eólica y la solar- aún operan a pequeña escala. También es cierto que ha habido accidentes gravísimos en plataformas petroleras y en minas de carbón. Y, sin embargo, no hay industria que suscite niveles de desconfianza, miedo y rechazo como lo hace la nuclear. Es como si esta tecnología hubiera nacido maldita por su uso primogénito en la bomba atómica y aún no puede sacudirse el estigma.
Por lo mismo, está claro que la sociedad mexicana no aceptará un nuevo programa nuclear. Lo tendremos que descartar por mucho tiempo, quizás para siempre. Pero eso no nos resuelve nuestros retos energéticos y climáticos. En ausencia de esa opción, ¿con qué se va a agregar nueva capacidad de generación eléctrica en México? El gas natural es la opción más obvia, pero México se está volviendo demasiado dependiente del gas, amén de que Petróleos Mexicanos ha perdido capacidad de ejecución y no está enfocado a la producción de gas. El carbón y el combustóleo son muy contaminantes y pertenecen a modelos energéticos que hay que superar. Las grandes hidroeléctricas también suscitan oposición y no son muchas -y ya están pobladas- las grandes cuencas del País que se pueden aprovechar con este fin.
Los retos obligan a un cambio radical de mentalidad y a impulsar, con muchísimo mayor convicción y decisión, no sólo todas las fuentes de energía renovable, sino, sobre todo, todas las opciones de eficiencia energética y de reorientación y reforma de nuestras empresas energéticas. Hay que pugnar con más ímpetu por una verdadera transición hacia un modelo energético sustentable, con reducción progresiva de las energías tradicionales y de la nuclear.
Tenemos como opciones, muchas veces subestimadas, la geotermia, las energías solar fotovoltaica y termosolar, la eólica, la biomasa, la cogeneración, pero más importante aún será multiplicar eficiencias en el transporte, vehículos, aparatos, procesos, edificios y desarrollo urbano, que pueden reducir el consumo y la producción de electricidad, evitando la necesidad de construir nuevas centrales. Se tiene la oportunidad de refundar nuestras empresas energéticas hacia la eficiencia, la productividad, los procesos limpios y al uso óptimo de sus capacidades industriales y humanas. Al mismo tiempo, habrá que reorientar y focalizar (y en algunos casos, eliminar) subsidios, que hoy día son regresivos e injustificados, provocando dispendio de energía. Pero ¿habrá visión política y voluntad para identificar y emprender los cambios que México requiere?
La tragedia telúrico-nuclear en Japón impactará el debate sobre el futuro de la energía en México y en el mundo. Siempre han existido preocupaciones por la seguridad de las centrales atómicas. No obstante, en los últimos años la energía nuclear ha vivido un incipiente "renacimiento" y se le ha visto como una tecnología "puente" hacia el uso de fuentes alternas de energía y como parte de la solución al problema del cambio climático y del uso excesivo de los combustibles fósiles.
No es ningún secreto que el Gobierno de México ha estado preparando un nuevo impulso a la construcción de centrales nucleares, con el apoyo del Senado y de cámaras industriales. Ahora, habrá que frenar esas pretensiones hasta poder evaluar las lecciones de lo ocurrido en las centrales japonesas, que mermará aún más la poca aceptación social que tiene la energía nuclear. De hecho, es casi seguro que la tragedia japonesa hará políticamente inviable avanzar en la opción nuclear, sobre todo, siendo México un país expuesto a riesgos sísmicos.
Los defensores de lo nuclear han dicho que es difícil pensar en soluciones al cambio climático si no se incluye esa fuente de energía, porque otras alternativas a la generación eléctrica con combustibles fósiles -como la eólica y la solar- aún operan a pequeña escala. También es cierto que ha habido accidentes gravísimos en plataformas petroleras y en minas de carbón. Y, sin embargo, no hay industria que suscite niveles de desconfianza, miedo y rechazo como lo hace la nuclear. Es como si esta tecnología hubiera nacido maldita por su uso primogénito en la bomba atómica y aún no puede sacudirse el estigma.
Por lo mismo, está claro que la sociedad mexicana no aceptará un nuevo programa nuclear. Lo tendremos que descartar por mucho tiempo, quizás para siempre. Pero eso no nos resuelve nuestros retos energéticos y climáticos. En ausencia de esa opción, ¿con qué se va a agregar nueva capacidad de generación eléctrica en México? El gas natural es la opción más obvia, pero México se está volviendo demasiado dependiente del gas, amén de que Petróleos Mexicanos ha perdido capacidad de ejecución y no está enfocado a la producción de gas. El carbón y el combustóleo son muy contaminantes y pertenecen a modelos energéticos que hay que superar. Las grandes hidroeléctricas también suscitan oposición y no son muchas -y ya están pobladas- las grandes cuencas del País que se pueden aprovechar con este fin.
Los retos obligan a un cambio radical de mentalidad y a impulsar, con muchísimo mayor convicción y decisión, no sólo todas las fuentes de energía renovable, sino, sobre todo, todas las opciones de eficiencia energética y de reorientación y reforma de nuestras empresas energéticas. Hay que pugnar con más ímpetu por una verdadera transición hacia un modelo energético sustentable, con reducción progresiva de las energías tradicionales y de la nuclear.
Tenemos como opciones, muchas veces subestimadas, la geotermia, las energías solar fotovoltaica y termosolar, la eólica, la biomasa, la cogeneración, pero más importante aún será multiplicar eficiencias en el transporte, vehículos, aparatos, procesos, edificios y desarrollo urbano, que pueden reducir el consumo y la producción de electricidad, evitando la necesidad de construir nuevas centrales. Se tiene la oportunidad de refundar nuestras empresas energéticas hacia la eficiencia, la productividad, los procesos limpios y al uso óptimo de sus capacidades industriales y humanas. Al mismo tiempo, habrá que reorientar y focalizar (y en algunos casos, eliminar) subsidios, que hoy día son regresivos e injustificados, provocando dispendio de energía. Pero ¿habrá visión política y voluntad para identificar y emprender los cambios que México requiere?
14 marzo 2011
Riesgo de catástrofe nuclear en Fukushima
Fuente: Greenpeace México
En respuesta a informes que declaran que fueron liberados de la central de Fukushima materiales radiactivos, incluido el isótopo Cesio-137, y que fueron detectados aumentos en los niveles de radiación en las inmediaciones, Jan Beranek, jefe de la campaña de Energía Nuclear de Greenpeace Internacional dijo:
"Nuestros pensamientos siguen estando con el pueblo japonés que se enfrenta a la amenaza de una catástrofe nuclear, después del terremoto y del tsunami. Las autoridades deben concentrarse en mantener a la gente segura y evitar nuevos vertidos de radiactividad".
"La evolución de la situación en Fukushima sigue estando muy lejos de estar clara, pero lo que sí sabemos es que la liberación del isótopo Cesio-137 presenta un riesgo significativo para la salud de cualquier persona expuesta. El Cesio-137 fue el isótopo radioactivo que causó más impacto a la salud después el desastre de Chernobyl, ya que puede permanecer en el medio ambiente y afectar a la cadena alimenticia durante 300 años".
"Fukushima sigue bajo la amenaza de una grave crisis del reactor, lo que podría crear una nube de yodo, que podría extender altos niveles de radiación tanto para el medio ambiente como para una población ubicada a decenas de kilómetros. Al limitarse a comunicar sólo a las poblaciones locales sobre la importancia de permanecer en el interior de las casas, el gobierno podría limitar el potencial de dosis de radiación de esta nube por un factor de 2 a 5."
"Esta crisis potencial a la que está expuesta Japón y su población pone en evidencia los riesgos inherentes que representa esta tecnología para la salud de las personas, los ecosistemas y para el planeta como hemos señalado en Greenpeace" dijo Gustavo Ampugnani, director de campañas de Greenpeace México.
"¿Cuántas advertencias más hay que hacer antes de entender que los reactores nucleares son intrínsecamente peligrosos? La industria nuclear siempre nos dice que una situación así no puede suceder con los reactores modernos, sin embargo, Japón se encuentra actualmente en medio de una crisis nuclear potencialmente devastadora" abundó Beranek
Greenpeace está pidiendo la eliminación de todos los reactores existentes y abandonar la construcción de nuevos reactores nucleares comerciales. Los gobiernos deben invertir en recursos energéticos renovables que no sólo son amigables con el medio ambiente sino también asequibles y fiables.
En respuesta a informes que declaran que fueron liberados de la central de Fukushima materiales radiactivos, incluido el isótopo Cesio-137, y que fueron detectados aumentos en los niveles de radiación en las inmediaciones, Jan Beranek, jefe de la campaña de Energía Nuclear de Greenpeace Internacional dijo:
"Nuestros pensamientos siguen estando con el pueblo japonés que se enfrenta a la amenaza de una catástrofe nuclear, después del terremoto y del tsunami. Las autoridades deben concentrarse en mantener a la gente segura y evitar nuevos vertidos de radiactividad".
"La evolución de la situación en Fukushima sigue estando muy lejos de estar clara, pero lo que sí sabemos es que la liberación del isótopo Cesio-137 presenta un riesgo significativo para la salud de cualquier persona expuesta. El Cesio-137 fue el isótopo radioactivo que causó más impacto a la salud después el desastre de Chernobyl, ya que puede permanecer en el medio ambiente y afectar a la cadena alimenticia durante 300 años".
"Fukushima sigue bajo la amenaza de una grave crisis del reactor, lo que podría crear una nube de yodo, que podría extender altos niveles de radiación tanto para el medio ambiente como para una población ubicada a decenas de kilómetros. Al limitarse a comunicar sólo a las poblaciones locales sobre la importancia de permanecer en el interior de las casas, el gobierno podría limitar el potencial de dosis de radiación de esta nube por un factor de 2 a 5."
"Esta crisis potencial a la que está expuesta Japón y su población pone en evidencia los riesgos inherentes que representa esta tecnología para la salud de las personas, los ecosistemas y para el planeta como hemos señalado en Greenpeace" dijo Gustavo Ampugnani, director de campañas de Greenpeace México.
"¿Cuántas advertencias más hay que hacer antes de entender que los reactores nucleares son intrínsecamente peligrosos? La industria nuclear siempre nos dice que una situación así no puede suceder con los reactores modernos, sin embargo, Japón se encuentra actualmente en medio de una crisis nuclear potencialmente devastadora" abundó Beranek
Greenpeace está pidiendo la eliminación de todos los reactores existentes y abandonar la construcción de nuevos reactores nucleares comerciales. Los gobiernos deben invertir en recursos energéticos renovables que no sólo son amigables con el medio ambiente sino también asequibles y fiables.
13 marzo 2011
Y tú... ¿sabes lo que comes?
Fuente: Greenpeace México
El derecho a la información sobre lo que consumimos es un derecho básico de los consumidores. Sin embargo, este derecho no está garantizado en México. A diferencia de lo que ocurre en países como Japón, China y la Unión Europea, entre otros, en México no existe el etiquetado de alimentos transgénicos, por lo cual, los consumidores mexicanos no tenemos forma de saber si nuestros alimentos contienen o no transgénicos. En http://www.ytusabesloquecomes.org/ buscamos compensar esta carencia.
Te invitamos a recorrer este sitio, descargar nuestra Guía de transgénicos y consumo responsable, a limpiar tu alacena y a ser un consumidor consciente, que con cada compra promueva un modelo justo y sustentable de mercado al tiempo que se alimenta de la mejor forma posible.
Descargar la guía en PDF:
http://www.greenpeace.org/mexico/es/Campanas/Agricultura--sustentable--y-transgenicos/Y-tu-sabes-lo-que-comes/descarga/
El derecho a la información sobre lo que consumimos es un derecho básico de los consumidores. Sin embargo, este derecho no está garantizado en México. A diferencia de lo que ocurre en países como Japón, China y la Unión Europea, entre otros, en México no existe el etiquetado de alimentos transgénicos, por lo cual, los consumidores mexicanos no tenemos forma de saber si nuestros alimentos contienen o no transgénicos. En http://www.ytusabesloquecomes.org/ buscamos compensar esta carencia.
Te invitamos a recorrer este sitio, descargar nuestra Guía de transgénicos y consumo responsable, a limpiar tu alacena y a ser un consumidor consciente, que con cada compra promueva un modelo justo y sustentable de mercado al tiempo que se alimenta de la mejor forma posible.
Descargar la guía en PDF:
http://www.greenpeace.org/mexico/es/Campanas/Agricultura--sustentable--y-transgenicos/Y-tu-sabes-lo-que-comes/descarga/
09 marzo 2011
Obsolescencia programada y consumo responsable
por Raúl Guzmán Enzástiga
De acuerdo con www.wikipedia.com se denomina obsolescencia programada u obsolescencia planificada a la determinación, planificación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio de modo que este se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible tras un período de tiempo calculado de antemano, por el fabricante o empresa de servicios, durante la fase de diseño de dicho producto o servicio. La obsolescencia programada tiene un potencial considerable y cuantificable para beneficiar al fabricante dado que el producto va a fallar en algún momento, obligando al consumidor a que adquiera otro producto nuevamente, ya sea del mismo productor (mediante la adquisición de una parte para reemplazar y arreglar el viejo producto o mediante la compra de un modelo del mismo más nuevo), o de un competidor, factor decisivo que también se prevé en el proceso de obsolescencia programada.
Les dejo este video, un poco largo, pero muy educativo, sobre la obsolescencia programada:
www.rtve.es/noticias/20110104/productos-consumo-duran-cada-vez-menos/392498.shtml
Y una página con varios videos sobre productos que consumimos (y lo que se esconde desde su fabricación hasta su desecho):
www.storyofstuff.com
Por suerte, sí es posible contraarrestar la obsolescencia programada, por medio de los ciudadanos que decidimos comprar de forma responsable.
Aunque hay pocas opciones de compra, cada vez hay más organizaciones ambientalistas dedicadas informar sobre el consumo responsable y promoverlo. Una de las más activas en México es:
El Poder del Consumidor www.elpoderdelconsumidor.org/inicio.html
Si tienen más enlaces sobre estos temas, por favor dejen comentarios.
De acuerdo con www.wikipedia.com se denomina obsolescencia programada u obsolescencia planificada a la determinación, planificación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio de modo que este se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible tras un período de tiempo calculado de antemano, por el fabricante o empresa de servicios, durante la fase de diseño de dicho producto o servicio. La obsolescencia programada tiene un potencial considerable y cuantificable para beneficiar al fabricante dado que el producto va a fallar en algún momento, obligando al consumidor a que adquiera otro producto nuevamente, ya sea del mismo productor (mediante la adquisición de una parte para reemplazar y arreglar el viejo producto o mediante la compra de un modelo del mismo más nuevo), o de un competidor, factor decisivo que también se prevé en el proceso de obsolescencia programada.
Les dejo este video, un poco largo, pero muy educativo, sobre la obsolescencia programada:
www.rtve.es/noticias/20110104/productos-consumo-duran-cada-vez-menos/392498.shtml
Y una página con varios videos sobre productos que consumimos (y lo que se esconde desde su fabricación hasta su desecho):
www.storyofstuff.com
Por suerte, sí es posible contraarrestar la obsolescencia programada, por medio de los ciudadanos que decidimos comprar de forma responsable.
Aunque hay pocas opciones de compra, cada vez hay más organizaciones ambientalistas dedicadas informar sobre el consumo responsable y promoverlo. Una de las más activas en México es:
El Poder del Consumidor www.elpoderdelconsumidor.org/inicio.html
Si tienen más enlaces sobre estos temas, por favor dejen comentarios.
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