Imagen: Parque Nacional Cabo Pulmo.

16 marzo 2011

La opción no nuclear

Fuente: periódico Reforma, 15 de marzo de 2011.

La tragedia telúrico-nuclear en Japón impactará el debate sobre el futuro de la energía en México y en el mundo. Siempre han existido preocupaciones por la seguridad de las centrales atómicas. No obstante, en los últimos años la energía nuclear ha vivido un incipiente "renacimiento" y se le ha visto como una tecnología "puente" hacia el uso de fuentes alternas de energía y como parte de la solución al problema del cambio climático y del uso excesivo de los combustibles fósiles.

No es ningún secreto que el Gobierno de México ha estado preparando un nuevo impulso a la construcción de centrales nucleares, con el apoyo del Senado y de cámaras industriales. Ahora, habrá que frenar esas pretensiones hasta poder evaluar las lecciones de lo ocurrido en las centrales japonesas, que mermará aún más la poca aceptación social que tiene la energía nuclear. De hecho, es casi seguro que la tragedia japonesa hará políticamente inviable avanzar en la opción nuclear, sobre todo, siendo México un país expuesto a riesgos sísmicos.

Los defensores de lo nuclear han dicho que es difícil pensar en soluciones al cambio climático si no se incluye esa fuente de energía, porque otras alternativas a la generación eléctrica con combustibles fósiles -como la eólica y la solar- aún operan a pequeña escala. También es cierto que ha habido accidentes gravísimos en plataformas petroleras y en minas de carbón. Y, sin embargo, no hay industria que suscite niveles de desconfianza, miedo y rechazo como lo hace la nuclear. Es como si esta tecnología hubiera nacido maldita por su uso primogénito en la bomba atómica y aún no puede sacudirse el estigma.

Por lo mismo, está claro que la sociedad mexicana no aceptará un nuevo programa nuclear. Lo tendremos que descartar por mucho tiempo, quizás para siempre. Pero eso no nos resuelve nuestros retos energéticos y climáticos. En ausencia de esa opción, ¿con qué se va a agregar nueva capacidad de generación eléctrica en México? El gas natural es la opción más obvia, pero México se está volviendo demasiado dependiente del gas, amén de que Petróleos Mexicanos ha perdido capacidad de ejecución y no está enfocado a la producción de gas. El carbón y el combustóleo son muy contaminantes y pertenecen a modelos energéticos que hay que superar. Las grandes hidroeléctricas también suscitan oposición y no son muchas -y ya están pobladas- las grandes cuencas del País que se pueden aprovechar con este fin.

Los retos obligan a un cambio radical de mentalidad y a impulsar, con muchísimo mayor convicción y decisión, no sólo todas las fuentes de energía renovable, sino, sobre todo, todas las opciones de eficiencia energética y de reorientación y reforma de nuestras empresas energéticas. Hay que pugnar con más ímpetu por una verdadera transición hacia un modelo energético sustentable, con reducción progresiva de las energías tradicionales y de la nuclear.

Tenemos como opciones, muchas veces subestimadas, la geotermia, las energías solar fotovoltaica y termosolar, la eólica, la biomasa, la cogeneración, pero más importante aún será multiplicar eficiencias en el transporte, vehículos, aparatos, procesos, edificios y desarrollo urbano, que pueden reducir el consumo y la producción de electricidad, evitando la necesidad de construir nuevas centrales. Se tiene la oportunidad de refundar nuestras empresas energéticas hacia la eficiencia, la productividad, los procesos limpios y al uso óptimo de sus capacidades industriales y humanas. Al mismo tiempo, habrá que reorientar y focalizar (y en algunos casos, eliminar) subsidios, que hoy día son regresivos e injustificados, provocando dispendio de energía. Pero ¿habrá visión política y voluntad para identificar y emprender los cambios que México requiere?

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